Aprovechando mis últimos días de estancia en Munich, he podido visitar con calma el Deutsches Museum, más conocido como el museo de ciencia más grande del mundo.
La situación del mismo (una isla en medio del río Isar) da para pensar lo increíble que ha sido montar semejante obra ahí. Y después de ver las exposiciones de su interior, aún más (acabas saliendo preguntándote cómo han conseguido meter un submarino, réplicas gigantescas de barcos o piezas de torres de extracción de petróleo y demás en ese sitio). Obviamente solo visité las exposiciones que más me interesaban, ya que para verlo con detalle se necesitan varios días. Muy bien ordenado y con información detallada, en el Deutsches Museum se puede aprender sobre la evolución de la medicina, ver réplicas de aviones de guerra, submarinos o vivir en directo un experimento de la jaula de Faraday.
Sin duda la exposición de la minería fue la que más me asombró. Allí se reproduce la evolución en este campo, dentro de una reconstrucción gigantesca de una mina, con maquinaria antigua para poder ser conscientes de en qué condiciones se trabajaba hace no demasiado tiempo.
Para los que aún os lo estáis pensando: entrada tres euros con carnet de estudiante. No tenéis excusa.
David Rodríguez Arias 